Lima, 23 de junio de 2022. Como síntoma de la real existencia de una brecha de infraestructura educativa de S/ 5,917 millones a nivel nacional, sobre todo, en las zonas altoandinas, Challhuahuacho, distrito de Apurímac, solicitó a la Universidad Nacional San Antonio de Abad del Cusco (UNSAAC) que edifique una sucursal para brindar enseñanza superior de primer nivel a los miles de jóvenes que desean laborar en minería.
“El alcalde de Challhuahuacho nos expresó su deseo de que instalemos una filial de nuestra universidad, pues es un distrito minero y representa una oportunidad para construir una escuela profesional de minería y otra de medioambiente, lo cual sintoniza con las necesidades en educación superior de la población”, señaló el rector de la UNSAAC, Eleazar Crucinta, en Rumbo a PERUMIN Sureste.
Destacó, en ese sentido, que la UNSAAC está apostando por la formación profesional de personas interesadas en la industria extractiva, a través de sus facultades de Ingeniería de Minas, Ingeniería Metalúrgica e Ingeniería Geológica, las cuales, precisó, cuentan con infraestructura de calidad y han sido implementadas con modernas herramientas y docentes altamente calificados.
“Hace unos años, pocos estudiantes postulaban a la especialidad de Ingeniería de Minas; sin embargo, en las últimas convocatorias, hemos captado un mayor número de aspirantes, lo que significa que la población posee una visión distinta del sector minero. En torno a ello, la academia debe involucrarse en preocuparse más por comprender y satisfacer la demanda de las comunidades”, sostuvo.
Ausencia de política minera
Y si bien resaltó que el Perú es un país minero, criticó la falta de una política minera de largo plazo que priorice funcionarios probos en los tres niveles de gobierno, ofrezca predictibilidad para las inversiones privadas y promueva un clima de paz, entendimiento y trabajo conjunto con las comunidades, sociedad civil y Estado.
“Necesitamos decisión unánime del Ejecutivo y Legislativo para impulsar la minería y resolver las exigencias de los habitantes, de manera paralela, y no solo con un enfoque económico, sino también con un enfoque de desarrollo, donde nosotros, la academia, tengamos participación directa”, subrayó el rector de la UNSAAC, Eleazar Crucinta.
Finalmente, advirtió que, de no compenetrarse las autoridades con el auténtico sentir de los ciudadanos rurales, continuarán aumentando y radicalizando los conflictos sociales relacionados a la actividad minera, lo que pondría en jaque el desarrollo social y económico de las zonas mineras y de la sociedad en su conjunto.