El futuro bajo en carbón y la transición energética incrementarán exponencialmente la demanda de 17 minerales, expuso Nicole Bernex, profesora principal de Geografía y Medio Ambiente de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en la cuarta edición de Rumbo a PERUMIN, evento organizado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
De esta manera, con base en las estimaciones de la Agencia Internacional de Energía y el Banco Mundial aseveró que la producción de energías renovables y la fabricación de vehículos eléctricos determinarán que el consumo global de minerales críticos pase de 40 millones a 140 millones de toneladas anual hacia el 2050, es decir, un aumento sustancial de 350%.
Por otro lado, recordó que, si bien los minerales son insumos necesarios para la manufactura de aparatos y componentes tecnológicos, como las baterías para celulares, estos últimos tardan en degradarse entre 450 a 1000 años, por lo que resulta indispensable su correcto reciclaje para cuidar el planeta, así como dar a conocer sobre el proceso de reciclaje y usos posteriores.
Además, destacó que el fortalecimiento de la cadena de valor de la mediana y gran minería con respecto al cambio climático y la descarbonización atmosférica, contribuirá positivamente a salvaguardar la biodiversidad y la naturaleza, las cuales deben ser consideradas por todos como el patrimonio común de la humanidad y la red de seguridad más importante para la vida.
Identidad minera debe ser recuperada
En otro momento de su presentación, Nicole Bernex lamentó que la sociedad peruana contemporánea ha perdido la memoria sobre la relevancia de los minerales en el crecimiento y desarrollo nacional a lo largo de su historia, lo que ha impactado en que la ciudadanía abandone la identidad de país minero e ignore la vasta riqueza geológica como motor de progreso.
Por esta razón, remarcó que las empresas mineras cumplen un rol estratégico en el impulso de las actividades de investigación, desarrollo e innovación en los centros de educación superior, y desempeñaron un papel humanitario en la conformación de alianzas multinacionales para la adquisición de equipos e instrumentación médica para contener el avance de la pandemia.
Igualmente, subrayó que la industria minera es uno de los principales habilitadores en la instalación y ampliación de las plantas generadoras de energía renovable, lo que a su vez favorece en que estas últimas puedan construirse próximas a comunidades de escasos recursos y proveerles de electricidad limpia, confiable y económica para una mejor calidad de vida.
De la economía circular a la economía simbiótica
Finalmente, Nicole Bernex sostuvo que el mundo está pasando de una economía circular a una economía simbiótica, donde las organizaciones de diferentes sectores productivos cooperan para alcanzar un beneficio mutuo a través de la utilización de subproductos, materias, energía y logística, optimizando el uso de recursos y disminuyendo la generación de residuos.
En ese sentido, recalcó que la industria minera se ha involucrado en las últimas dos décadas en el tratamiento de aguas residuales y su posterior derivación hacia los campos agrícolas, en el reprocesamiento de los relaves minerales para la elaboración de materiales de construcción resistentes y en la gestión y revalorización de residuos sólidos y su uso en otros fines.