Paola del Carpio, coordinadora de Investigación en la Red de Estudios para el Desarrollo, argumentó que el fin principal del cierre de brechas es el bienestar ciudadano, para lo cual la descentralización es un medio que debe fortalecerse con la mejora de capacidades en la administración pública.
“El objetivo es el ciudadano y su bienestar. Si cierto nivel de gobierno no puede cumplir algún proceso clave, debería llegar a otro nivel de gestión para que sea atendido, no se trata de simplemente descentralizar de nuevo. La finalidad no es la descentralización, la descentralización es un medio para llegar al ciudadano”, afirmó durante su participación como panelista en Rumbo a PERUMIN-Macrorregión Norte.
En ese sentido, Del Carpio señaló que, para aprovechar el enorme potencial del aporte de la minería formal en la macrorregión norte y orientarlo al cierre de brechas, se debe tener una visión transversal de desarrollo que considere a todos los actores involucrados y la coordinación público-privada.
Sin duda, el relacionamiento entre las empresas y las autoridades subnacionales, así como nacionales, es clave para impulsar el cierre de brechas; sin embargo, Del Carpio mencionó algunos retos que se afronta para lograr buenos resultados.
“Hay una serie de limitaciones para coordinar cuando se involucra el Estado. En el Estado suele haber múltiples objetivos a la vez que no dan cuenta a un solo responsable, hay desconfianza entre las partes, lo que genera demoras, entregas deficientes de información, entre otros; además, hay una enorme rotación de personal”, indicó.
Dada la precariedad de nuestras instituciones públicas, la panelista del evento consideró que el proceso de descentralización y desarrollo termina dependiendo más de las personas que están en un cargo de poder temporal, que de las instituciones.
Por ello, en aras de superar los desafíos del trabajo entre los sectores público y privado, que es necesario para poder ejecutar los proyectos en beneficio de los ciudadanos, sugirió priorizar las brechas de mayor impacto, comunicar constantemente los datos y avances de los proyectos y planificar la agenda de desarrollo macrorregional.
“Es clave que sepamos planificar mejor, sin cambiar drásticamente de prioridades de un año a otro. Una buena planificación debería apuntar a que desde del mismo Estado se provea el saneamiento de ciertos terrenos a tiempo, se gestione posibles conflictos, y se prevenga respuestas antes de que estallen problemas”, señaló Del Carpio.